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Citroën cerró ayer en Vigo uno de los ejercicios más irregulares de su historia. En doce meses ha recortado la plantilla en 1.200 personas, entre empleados fijos y eventuales, y ha fabricado 440.000 coches, 107.000 unidades menos que el año pasado. Esta caída del 20% sitúa la producción en niveles inferiores a los de 2006 tras vivir cinco años de crecimiento ininterrumpido. Semejante desplome se ha precipitado en unos pocos meses. Porque en enero la cadena de montaje continuaba con la cadencia de 2007, a ritmo de 2.300 unidades diarias. PSA ha exportado desde Vigo 67.000 coches menos, lo que supone un retroceso del 15%. A pesar de ello, el peso relativo de las ventas al exterior se ha incrementado en el presente ejercicio y absorbe casi el 90% de la producción, frente al 83% del año pasado. Los modelos ensamblados, el C4 Picasso, Citroën Grand C4 Picasso, Berlingo, Xsara Picasso y Peugeot Partner, tuvieron como destino 98 países de todo el mundo, la mayoría europeos.

Según el calendario laboral anunciado para este mes, ayer se cumplió la última jornada de trabajo del año. Los 8.500 trabajadores se irán a casa hasta el 7 de enero en las vacaciones navideñas más largas que se recuerdan. La vuelta se producirá con una medida drástica que ya está sobre la mesa: la supresión de uno de los turnos de noche, algo que se produce por primera vez en la historia y que provocará la desaparición de 900 contratos. Otras medidas planean sobre la plantilla, como la reducción de 2.700 empleos estables en todo el grupo mediante incentivos. Aunque en un primer momento la dirección francesa dijo que Vigo no entraría en este plan, lo cierto es que decenas de indefinidos han pactado sus bajas con la dirección este mismo año.

Otra cosa es cómo se presenta el panorama de producción a corto plazo. El modelo que defiende Piere Ianni, el director del centro, pasa por recortar costes internos por encima del 10%, porcentaje que el grupo se había marcado como objetivo. La industria auxiliar tendrá forzosamente que seguir ese camino, que se augura duro. Sus medidas de flexibilidad laboral no son ni de lejos tan importantes como las del fabricante francés, y esa parece ser la razón de que hayan tenido que pedir auxilio a la Administración autonómica para evitar una sangría de expedientes de gegulación de empleo en el mes de diciembre.

 

 

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